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20 ago 2014

Primera Invocación | La Maldición de Solumque

Gracias a las reliquias encontradas en su primera incursión, Sudario y Susurrador habían realizado el primer ritual de invocación que convertiría Solumnace en un planeta demoniaco a la mayor gloria de Nurgle.

Las nuevas incorporaciones  a la banda de Nurgle


Pero para continuar con su plan necesitaban más recursos, reforzarse antes de buscar las grandes armas de su deidad, así que se dirigieron a la zona industrial en ruinas en busca de botín sin saber que sus principales enemigos habían decidido hacer lo mismo. 

Despliegue de los Nietos de la entropía

Los malditos adoradores del Emperador-despojo, guiados por un superhombre sin el valor suficiente para aceptar su lugar en la galaxia se habían desplegado al norte del complejo... el enfrentamiento era inevitable. 

El marine camuflao y un colega en el flanco derecho de los leales

El resto del despliegue refugiado

El avance de las tropas traidoras al principio fue rápido, favorecido por los ascensores cercanos a su zona de despliegue y sin ser molestados por las tropas del refugio.

Avance del caos por las pasarelas

Pero los leales no estaban perdiendo el tiempo, sino que ocupaban posiciones de disparo sobre mis líneas de avance.

Los paisanos toman posiciones

De pronto, las tropas de Nurgle empezaron a sufrir bajas leves, con caídas desde pasarelas, que aunque no retrasaban el avance no iban debilitando. Hasta que apareció el marine de incógnito y acabó con sendos disparos con todo el ataque del caos por el flanco izquierdo.

El ogrete avanza...

...y es alcanzado mortalmente por el salamandra de incognito

No dispuesto a perder más hombres, Hakon corrió hacia el último botín en su mitad del tablero usando de cobertura al último nurglete (que encajo una granada sin grandes consecuencias) y ordeno una retirada general con tres botines.

Último empuje de Hakon...

...que logra tomar el tercer botin.

El enfrentamiento estaba perdido y los hijos de Nurgle debían lamerse sus heridas; habían perdido a su orgrete y decidieron regresar a su guarida para preparar el próximo enfrentamiento.


Sin oposición, los pueblerinos toman los últimos botines y se quedan con el campo de batalla

COMENTARIOS: segunda partida de los nietos de la entropía y primera derrota, esta vez dejé el apoyo de fuego demasiado lejos y no pude cubrir a mis tropas de avanzada. Otro gallo cantará en mi próxima partida, me lanzaré al cuello del rival hasta que no quede uno en pie. Viva el caos!!

Quedo, como siempre, pendiente de los comentarios de mi oponente y de los lectores del blog.

1 comentarios:

Señor Serviorco dijo...

Hasta en book of the arbitrator los marines son la caña... Se merece la servoarmadura verde.
A incorporar más peña a las bandas, a combatir a muerte y a seguir con la campaña.

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