"Innumerables trozos de chatarra salían despedidos de sus flancos mientras avanzaba con su destartalado caminar hacia las filas de los Manos de Hierro. la mera existencia de aquella creación mecánica de aspecto totémico parecía burlarse de los sagrados titanes del Mechanicum, pero resultaba innegable el efecto que causaba en el pieles verdes.
Aunque las docenas de armas con las que se encontraba erizada no dejaban de disparar, ciertamente su efectividad era muy escasa. Sin embargo su poder iba mucho más allá, ya que ante su imponente figura los xenos se veían fortalecidos en su ánimo y retomaban los asaltos con redoblada furia, lanzando oleada tras oleada contra las defensas de los astartes.
El número de Orkos parecía inagotable, y ni siquiera la enorme matanza que estaban sufriendo parecía doblegar su voluntad. Si nada les hacía cesar en su empeño finalmente el simple poder de su número terminaría por imponerse. Cuando una oleada era rechazada y huía hacia su retaguardia, la presencia del Gargante les dotaba de energías renovadas, y no tardaban en volver a la carga.
Súbitamente un refulgente tridente de luz carmesí surgió de las líneas de los astartes y cruzó la tierra de nadie a la velocidad de la luz para impactar de lleno en la superestructura del tótem mecánico de los xenos.
Durante un momento el Gargante pareció seguir avanzando sin inmutarse por el impacto sufrido, pero pronto el metal de su frontal comenzó a brillar al rojo blanco. Toneladas de acero se fundieron, formando riachuelos incandescentes que comenzaron a abrasar a la tripulación de su interior, acercándose cada vez más a los depósitos de munición.
Cuando el acero fundido tomó contacto con los miles de proyectiles de alto explosivo un sol en miniatura se extendió por el campo de batalla, consumiendo al Gargante y cientos de pieles verdes en un instante de dolor inimaginable.
La visión de la destrucción de su tótem surtió el efecto contrario del que había producido su presencia hasta el momento. Aterrorizados, como si hubiesen visto morir a uno de sus salvajes dioses, los Orkos empezaron a retroceder, cada vez más rápido, hasta que el tumulto de convirtió en una desbandada general.
Los Destructores Láser habían ganado la batalla."
Los Rapier siempre me han gustado, y de hecho fueron una de las primeras compras que hice al plantearme el ejército de los Manos de Hierro, aunque han tardo bastante en llegar a la parte más alta de la cola de pintura. Me gustan especialmente los armados con Láser Destroyers, aunque he dejado las armas sin pegar para poder intercambiarlas por otras si consigo hacerme con los bits necesarios para montar las otras opciones.
Del pintado hay poco que decir. Sigo usando el mismo esquema que en resto del ejército, aunque esta vez ha resultado especialmente rápido al haber pintado las piezas de artillería con spray metálico. Como se puede ver decidí añadirles unas peanas de 60 mm porque en general me gusta que todas las miniaturas tengan peana. Me parece que quedan mejor. Además, en el caso de este ejército, al tener un esquema tan sencillo, las peanas son especialmente importantes ara darle algo de vistosidad.
2 Comentarios
Menuda incorporación! Mejor con peana, sin dudas...
ResponderEliminarY la aplicación de los pigmentos en las orugas está de diez.
Un saludo
Muchas gracias!! Me alegro de que te hayan gustado. Y feliz cumpleaños!!! ;)
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