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19 mar 2014

Oook | Rogue Trader

 
"El entrar en aquella sala de las cubiertas superiores de la Resurgimiento le continuaba produciendo una extraña sensación a Jason Jasper. La zona había sido habilitada para alojar a unos seres realmente peculiares, y cada uno tenía sus manías difíciles de entender, pero aquel era sin duda el más extraño de ellos. Las paredes de su sala personal se encontraban ocupadas, desde el suelo hasta el techo, por anaqueles repletos de antiguos libros y pergaminos que había ido recolectando a lo largo de los años y que siempre parecía estar ordenando. Aquel ser era sin duda un prodigio creando nueva tecnología, y si sacaba algún conocimiento de su colección de volúmenes, era un misterio, pero lo que toda la tripulación sabía era que, si se entraba en su habitáculo se debía guardar silencio si no se quería recibir una reprimenda de su ocupante. El objeto de todo aquello se le escapaba al capitán, pero poco le importaba, aquella colaboración le había reportado grandes beneficios y estaba más que dispuesto a tolerar las rarezas de aquellos xenos.

Hacía ya dos años que habían abordado un extraño pecio a la deriva. Él sabía por experiencia que aquel tipo de basura espacial muchas veces encerraba sorpresas que podrían aportar grandes beneficios, pero lo que se encontraron les dejó atónitos.

Jasper había escuchado las historias sobre los Jokaeros desde niño, a Oleg le encantaba contarle todas las extrañas razas alienígenas que había encontrado a lo largo de su vida, y aquello había generado en Jason un curiosidad innata por esas especies que le hacía alejarse de la xenofobia oficial promulgada por el Administratum. Sin embargo nunca había tenido la oportunidad de conocer a uno de aquellos seres peludos, hasta que entraron en el pecio.

Cuando abordaron la nave su sorpresa fue mayúscula, lejos del frío y oscuro conjunto de pasillos muertos que esperaban entrar, su interior se encontraba iluminado por un intenso resplandor azulado que emanaba de una serie de esferas de fantástico aspecto que flotaban en el aire, el cual no estaba viciado ni corrupto, si no que los análisis preeliminares mostraban que era plenamente respirable y libre de cualquier toxina. Parecía que lo único que no funcionaba en aquella nave era el sistema de propulsión, probablemente malogrado más allá de cualquier arreglo, pero alguien se había encargado de mantener el resto de sistemas en pleno funcionamiento, y aquel alguien no tardaría en mostrarse.

Avanzaron por un estrecho pasillo cuyo techo se elevaba más de 10 metros sobre ellos. Sobre sus cabezas, en las altas paredes, podían ver aberturas que parecían dar acceso a salas o nuevos pasillos, pero que se encontraban lejos de su alcance. No existían escaleras ni ningún otro sistema que les permitiera acceder a ellas y de la lisa superficie de las paredes solo sobresalían ocasionalmente una serie de barras de metal distribuidas de forma aparentemente aleatoria.

Súbitamente, cuando giraron uno de los muchos recodos del pasillo, un sutil siseo anunció que habían caído en una trampa. Sin apenas tiempo para advertirlo unas mamparas transparentes cerraron el pasillo frente a ellos y a su espalda, dejándoles atrapados. Luxor no tardó en lanzarse con su espada sierra sobre las mamparas, haciendo saltar chispas azuladas y produciendo un irritante sonido, pero pronto quedó claro que algo así no podrían dañar el desconocido material con que estaban fabricadas. Jason pidió calma al líder de sus mercenarios mientras estudiaba la situación, pero las sorpresas no dejaban de sucederse.


Al otro lado de la mampara de su espalda apareció un ser cubierto de un pelo anaranjado y dotado de extrañas proporciones, que caminaba a cuatro patas. Al capitán le parecía que este había caído desde lo alto, y cuando otro ser similar pero de pelo más oscuro apareció haciendo piruetas mientras se aferraba a las barras que surgían de las paredes, Jaser supo que no se había equivocado. El ser anaranjado adoptó una posición erecta, con sus largos brazos casi tocando el suelo a pesar de ello, y dedicó a los humanos una expresiva mirada. Jason, que había desenfundado sus armas, sintió que un momento de compresión se apoderaba de él, y, sin pensarlo dos veces las dejó en el suelo mientras miraba a los enormes ojos de su anfitrión. Sin duda se trataba de un Jokaero.

El resto de la tripulación de la Resurgimiento imitó a regañadientes a su capitán cuando este se lo exigió, y todos pudieron comprobar como sus armas se adherían al suelo, dotado este de algún tipo de magnetismo. Cuando todos lo hubieron hecho las mamparas transparentes simplemente desaparecieron introduciéndose de nuevo en la pared y Jasper se acercó al Jokaero no sin cautela. Sin embargo, para su sorpresa, este simplemente cogió su mano y comenzó a andar, como acompañándole a la salida. Juntos recorrieron el camino de vuelta a la lanzadera del Rogue Trader, mientras el segundo Jokaero les seguía haciendo cabriolas por las paredes y un ser de pelo oscuro, más grande, y corpulento que sus congéneres, aparecía a su espalda y recogía las armas que habían dejado en el suelo.

El capitán pensó que aquello se trataba de una invitación a marcharse de la nave de sus anfitriones para no volver, pero su sorpresa fue mayúscula cuando, una vez en la lanzadera, los tres Jokaeros se sentaron plácidamente en su interior mirándole con impaciencia. 

Jason Jasper trató de preguntarles qué era lo que querían, pero todo lo que respondió el de pelaje anaranjado, que parecía ser su líder, y más un padre que un general por su comportamiento fue:

- Oook. 

La tripulación de la Resurgimiento tenía tres nuevos miembros.

Desde entonces, las increíbles capacidades técnicas de aquellos seres se habían puesto al servicio de su causa. Oook, como habían decidido llamarle el resto de tripulantes de la Resurgimiento, había mejorado el sistema de armamento de la nave hasta límites que el adepto Tharen jamás podía haber soñado, ganándose sin discusión el puesto de oficial de artillería en el puente de mando, siempre que no estaba ordenando sus libros, claro."


Como mi llegada al 40K fue más bien tardía (hace unos 8 años que juego, porque antes solo le daba a fantasy) descubrí a los Jokaeros con la salida del del códex de los Cazadores Grises y, según los vi, supe que algún día incluiría uno en mi colección. No es que la miniatura de GW me entusiasme pero el concepto de un Alien peludo con forma de mono me ganó desde el primer momento, y desde que investigué un poco sobre su trasfondo me pareció evidente la influencia que el Bibliotecario de las novelas de Mundo Disco había tenido en su concepto, de ahí el nombre que di a este primer Jokaero y algunas cosas del trasfondo que se puede leer más arriba.

Compré inicialmente la miniatura para el ejército del Mechanicum, ya que en el códex de Tempus Fugitives, el Archimagos pueden llevar un séquito que puede incluir Jokaeros. Sin embargo finalmente lo utilizaré para la tripulación de mi Rogue Trader, tanto en 40k (al estar usando el códex inquisición lo tengo bien fácil) como en juegos de escaramuzas. De hecho, los otros dos Jokaeros que salen en este pequeño relato ya los tengo, y espero que pasen pronto por la mesa de pintura.


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