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27 abr 2012

Diario de batallas | WHF


Fecha: 26/04/2012.
Contendientes: Will vs Mario.
Ejércitos: Imperio vs. Enanos del Caos.
Puntos: 3000.
Escenario: Encuentro fortuito.
Vencedor: Mario (Enanos del Caos).
Nota: para esta batalla el jugador de Enanos del Caos, empleó las reglas de la Legión de Azgorh, por cuya traducción debemos dar las gracias a La Biblioteca del Gran Nigromante. 
Comentario: Desde que se encendieran las almenaras que vigilaban el paso de montaña la actividad en la fortaleza había sido frenética mientras se organizaba la defensa frente a los desconocidos invasores. Se enviaron mensajeros pidiendo ayuda a la cercana fortaleza monasterio los Caballeros del Grifo. Sin embargo, cuando la guarnición desplegó para bloquear el valle, estos aún no habían llegado. Frente a ellos se disponían una raza de enanos hasta ahora desconocida para ellos. Tan acorazados como los pobladores de las cercanas montañas, pero adornados con altos yelmos y agresiva iconografía, iban acompañados de una suerte de pieles verdes que parecían encontrarse a medio camino entre los goblins y los orcos a los que tantas veces se habían enfrentado. Los invasores avanzaron hacia ellos sin pensárselo dos veces, ocupando la antigua torre situada en mitad del valle. Pronto quedó claro que estos enanos no repudiaban las artes mágicas como sus primos lejanos ya que las descargas de energía comenzaron a caer sobre las tropas imperiales junto con las salvas de las nutridas baterías de artillería enemiga. En el flanco derecho imperial, una monstruosa creación mecánica, similar a un corrompido tanque a vapor, campaba a sus anchas. Armado con un poderoso cañón de metralla masacró a los herreruelos que intentaban rodear a los enanos, para a continuación terminar con la vida de Arthut Ratling, el gran hechicero que sobrevolaba el campo de batalla a lomos de su fiel pegaso.
En ese momento aparecieron los refuerzos de la caballería y se lanzaron contra el flanco derecho enemigo. Rápidamente acabaron con las extrañas criaturas, similares a centauros de la antigua mitología, que amenazaban la línea imperial, para lanzarse a continuación contra la masa de enanos que, armados con unos trabucos de extraordinaria potencia, estaban diezmando las filas de soldados humanos. Sin embargo parece que la sed de sangre no cegaba la razón de los generales enanos ya que una serie de huidas estratégicas evitó la carga de la caballería, de modo que los infernales artilugios de los ingenieros enanos tuvieron la oportunidad de seguir acribillándola desde la distancia.
Finalmente, cuando el sol ya se ocultaba en el horizonte, ambas líneas de batalla chocaron en todo el frente. Los enanos, menos numerosos, parecían en desventaja y el combate se decantaba a favor de los imperiales. Sin embargo su estoicismo les mantuvo firmes dándoles finalmente una apretada victoria.

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