"Los secuaces de Mortimer recorrían las ruinas de Tumbahelada sin saber muy bien qué era lo que estaban buscando. Las historias escuchadas tantas veces al hogar de la lumbre de las posadas hablaban de riquezas y portentos sin igual, pero de momento no habían encontrado más que hielo, nieve y rocas. Sin embargo el Nigromante les instaba a continuar la búsqueda, seguro de que encontrarían algo que mereciese el esfuerzo.
De pronto Rodolfo dio la voz de alarma. Encaramado como le gustaba hacerlo a lo alto de una torre a medio derruir, sus ojos de ave rapaz habían localizado lo que sin duda era el brillo del oro. No lejos de allí, entre las ruinas de lo que en otro tiempo había sido un templo, dedicado quién sabe a qué deidad, un destartalado cofre había dejado escapar parte de su contenido al frío pavimento, y las monedas de oro brillaban a la helada luz del amanecer.
Sin embargo eso no era todo lo que había vislumbrado el Azor, pues entre las ruinas parecían moverse otros exploradores de la Ciudad Helada. Indignado porque pretendiesen quitarles lo que sin duda ellos habían visto antes, Mortimer avanzó con sus chicos al encuentro del enemigo.
La ruinas de Tumbahelada |
Mortimer se asegura de tener buenos guardaespaldas |
El misterioso hechicero y sus secuaces |
Ambos bandos se lanzan a por los cofres |
El ladrón mediano es derribado |
El Azor se apunta su segunda baja del día |
Cápucher muere |
Justo bajo el cofre al que se dirgía Dorik apareció un enorme gusano, grueso como un hombre fornido y alto como un caballo, que tras devorar el cofre y su contenido se lanzó sobre el enano, hiriéndole de gravedad. Circunstancia que aprovechó rápidamente el elementalista, para dejar al enano fuera de combate con una de sus esferas de energía mágica.
El gusano (perdonen el proxy) ataca a Dorik |
Alexander se lanza a por el mago enemigo |
Alexander se ve rodeado, pero rechaza al elfo |
Mortimer inicia una de sus "retiradas tácticas"... |
...mientras sus secuaces se hacen con el botín |
El hechicero termina con Alexander |
El Azor recibe su propia medicina |
El elfo tiene tiempo en su huida de eliminar a Ronilda |
Con este enfrentamiento entre los Apestados de Mortimer y los chicos de Wizandir damos comienzo a nuestra campaña de Frostgrave, en la que veremos si nuestros hechiceros, los protagonistas indiscutibles de este juego, alcanzan la Trascendencia, o sus cadáveres acaban sepultados bajo las ruinas y el hielo de Tumbahelada (mi traducción libre de Frostgrave son la que denominaré a la ciudad a partir de ahora).
Este primer escenario lo gané yo ya que mi banda logró hacerse con tres tesoros frente a los dos de mi oponente. Sin embargo como suele ocurrir en este tipo de juegos, importa poco quien ha conseguido la victoria, pues lo importante son las tiradas tras la partida para determinar lo que le ocurre a los heridos y cuales son las ganancias obtenidas.
Por mi parte sufrí bastantes bajas, aunque sólo tuve que lamentar la muerte de Cápucher, uno de mis matones. El resto se recuperaron completamente de sus heridas, excepto Alexander, que no podrá disputar la próxima partida.
En cuanto a los cofres tuve bastante suerte y en total me hice con 220 coronas de oro, un Báculo de poder (2) y dos grimorios con los hechizos Transposición y Absorber conocimiento.
Mortimer logró lanzar bastantes hechizos durante la partida, de modo que esto, combinado con los 3 cofres que saqueó la banda, le otorgaron 240 puntos de experiencia, lo que le hace subir dos niveles. Estas subidas las empleé en aumentar su salud (Health) en 1 y hacer que aprendiese el hechizo Absorber conocimiento.
Además, tras la primera batalla, debes elegir, entre varias posibilidades que ofrece el reglamente, la guarida de tu banda . En mi caso la elección era obvia: Una cripta, que me permitirá levantar zombies antes de las partidas con 2 puntos menos de dificultad.
Para terminar decidí dilapidar mis ganancias comprando dos Pociones de curación, y contratando a otro matón, Hachacius, y a un bárbaro, Tarás "el Vagabundo"
"Mortimer notaba la incomodidad de sus hombres al tener que montar sus catres en los nichos vacíos, pero poco le importaba. Se sentía como en casa en aquella cripta que habían encontrado y que él ya consideraba su hogar.
Se encontraba disfrutando del análisis de toda la nueva materia prima que tenía a su disposición cuando alguien aporreó con fuerza la desvencijada puerta. Molesto, el Nigromante se dispuso a echar un rapapolvo a quién se había atrevido a molestarle, cuando al abrir la puerta se encontró en inmenso tórax cubierto de pieles.
Al subir la mirada pudo comprobar como, unida al tórax, se encontraba la cabeza de un bárbaro de mirada feroz:
- Saludos amigo - Dijo Mortimer - ¿No estarás buscando trabajo por casualidad?."
2 comentarios:
Genial el informe. Suerte que es festivo, si no me dejaba mis ahorros en la tienda, comprando reglamento y escenografia.
Pero, por los dioses del Caos, pintad las miniaturas! ;-)
Genial el informe. Suerte que es festivo, si no me dejaba mis ahorros en la tienda, comprando reglamento y escenografia.
Pero, por los dioses del Caos, pintad las miniaturas! ;-)
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