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5 ago 2014

Lothaire Beauvais | Vampiro 9ª Generación

Nacido en los últimos años del siglo XVIII el destino de Lothaire estuvo ligado desde su más tierna infancia al devenir político de la isla que le vio nacer. Su origen fue el de un hijo de esclavos en las plantaciones de lo que terminaría siendo la República de Haití. Sometido a las vejaciones propias de su condición desde que vio la luz del mundo agresivo y despiadado que le rodeaba, abrazó con entusiasmo las matanzas de hombres blancos que en 1804 terminarían con la independencia del país a pesar de contar con poco más de 10 años. Ya entonces pudo comprobar el placer que sentía al ver el terror en los ojos de los terratenientes y sus lacayos europeos cuando veían el ensangrentado machete que pronto separaría sus blancas cabezas de sus cuerpos en las manos de aquel muchacho. Tanto era así que no dudó en entretenerse en el martirio de algunos de ellos, e incluso de sus mujeres e hijos más jóvenes, dispuesto a tomarse cumplida venganza de todos los martirios que había padecido en su propia piel.


Los años siguientes vieron morir su esperanza de una vida más cómoda y digna, pues la pobreza se extendió por la isla como los incendios en las casas de los terratenientes. Él, junto a otros muchos niños desnutridos y desharrapados, buscaban su subsistencia sin hacerle ascos al asesinato y el pillaje, iniciándose en los placeres de la carne sin que existiese para ellos ningún tipo de mesura ni tabú. Así, el joven Lothaire probó desde los licores que se destilaban en los sótanos, hasta los hongos que recogían los chamanes y que él les robaba mientras se encontraban en sus trances místicos, pasando por todo tipo de encuentros con muchachos y muchachas que exploraban el éxtasis sexual sin ningún tipo de tapujo. Esta desenfrenada búsqueda del placer se mostraba como el único sentido que la vida, por otro lado horrible y oscura, podía tener para él, la única vía por la su mente podía escapar para no caer en la peor de las locuras.

Así pasó el tiempo y el niño se convirtió en un joven desalmado pero poderoso, cuyo nombre era temido por muchos de los que como él se buscaban la vida entre el barro y la miseria, pues si bien todos eran despiadados Lothaire disfrutaba realmente con su forma de vida y con el sufrimiento que era capaz de causar. Sin embargo su apetito era insaciable, y los actos de terror y tortura comenzaron a ser poco para él, se sentía estancado, incapaz de alimentar sus más bajos instintos hasta los límites que él deseaba, hasta que el que terminaría siendo su Sire se cruzó en su camino.

Todo ocurrió en la profundidad de la foresta, pues allí Lothaire tenía su refugio donde buscaba el placer por todas las vías que su entendimiento le permitía. Allí sus victimas eran torturadas, allí organizaba sus depravadas orgías y probaba todas las plantas de efectos alucinógenos que era capaz de encontrar. Allí, entre los vapores del incienso de la raíz de yuacana que envolvían su mente en una niebla de placer como pocas sustancias eran capaces fue consciente entre visiones distorsionadas de como una enorme serpiente entraba en su cabaña sin que él fuese capaz de mover un dedo para impedirlo. Divertido por el nuevo efecto que parecía estar causándole la droga se vio maravillado por la intensa mirada de la criatura, que parecía explorar las profundidades de su oscura alama, si es que aun tenía una. Cerró los ojos para disfrutar más intensamente de la sensación de inmovilidad que recorría su cuerpo, y cuando los abrió disfrutó de la visión de un apuesto joven de piel tiznada y rasgos exóticos que se encontraba desnudo ante él. No sabía quién era pero realmente no le importaba y con la mirada le invitó a acercarse más, pero el desconocido no necesitaba tal invitación, pues lo que Lothaire no sabía es que estaba bajo su control:

- De modo que tú eres el muchacho del que he oído hablar - dijo con un acento que Lothaire no supo identificar - Tengo un regalo para ti que creo sabrás apreciar.

El desconocido sonrió mostrando unos colmillos tan largos y afilados que al instante atrajeron a Lothaire, deseaba pasar su lengua por ellos y notar como se clavaban en ella haciéndole sentir el metálico sabor d ela sangre. No podía intuir lo acertado de sus deseos.

Un instante después aquella criatura se encontraba sobre él, y el joven haitiano puedo sentir el inmenso escalofrío de placer que le recorrió el cuerpo cuando los caninos del desconocido desgarraron la piel de su cuello provocandole un lacerante dolor. Las horas y días siguientes se convirtieron en una neblina de polacer y sangre que nunca pudo recordar con exactitud, pero cuando finalizaron el hombre había muerto y un nuevo hijo de Set había nacido.

Desde ese momento Lothaire vio como todo aquello que antes había considerado lujurioso y placentero se volvía gris y anodino frente a los manjares que la no vida le había aportado. No solo el catártico placer de la alimentación estaba a su alcance si no que pronto descubrió que era capaz de jugar con los mortales a su antojo, regodeándose al privarles de toda cobertura de falsa moral que la sociedad les había otorgado, para a continuación disfrutar hasta el éxtasis al ver como sus débiles conciencias se eran destruidas al comprender la naturaleza de los actos que les obligaba a cometer. Muchos fueron los pobres desdichados víctimas de su nuevo poder, que fue refinando con el paso de las décadas. Sin embargo los poderes místicos de la isla eran muy poderosos y no tardaría en ver su poder y su pellejos amenazados.

Su presencia finalmente fue sospechada por los chamanes Vodouisins que lanzaron contra él a los peores de entre los espíritus que pudieron convocar, dispuestos a erradicar aquel mal de la isla. El cerco se fue cerrando sobre ellos y pronto Lothaire y su Sire se vieron acorralados porlos chamanes y sus aliados extraterrenos que no dudarían en exterminarlos a la mínima ocasión. Así fue como tomaron la resolución de abandonar para sioempre Haití, buscando cobijo en el continente, donde la inmensidad del espacio les permitiría vagar libremente por siempre. Sin embargo era tarde y solo la fortuna impidió que Lothaire fuese apresado, si bien su Sire no tuvo tanta suerte. Muchos fueron los haitianos que murieron antes de que, acorralado y sin refugio posible, la luz del sol acabase con aquel que le había dado el mayor de los presentes.

El jóven vástago abandonó así, solitario, la isla que le había visto nacer en dos ocasiones, y vagó por el Caribe y Centroamérica, hasta que sus pasos le llevaron al lugar  donde sintió de nuevo que había encontrado su sitio: Luisiana. Sus interminables pantanos, su tradición lasciva y desenfrenada, su población embrutecida y aislada, eran el refugio perfecto y al mismo tiempo un terreno abonado para sus perversas diversiones.

Su llegada fue admitida por los dirigentes de la Camarilla como un mal aceptable, pues, aunque el Setita nunca había comulgado con sus pretensiones de poder, que encontraba vacías y estúpidas, siempre había comprendido el bien mutuo que se podían otorgar, y aceptó las restricciones a su territorio de juegos que le impusieron a cambio de un alto grado de libertad en los pantanos que poblaría. Por su parte la Camarilla ganaba un aliado útil en determinadas circunstancias, y alejaba un arma de la órbita de poder de sus enemigos.

Desde entonces, refugiado en las ruinas de un antiguo fuerte confederado perdido entre la espesura de los pantanos, Lothaire ha dedicado su no vida la búsqueda del placer a través de la perversión de la humanidad, regodeándose en encontrar a los sujetos de mayor pureza y haciéndoles caer en los infiernos de la depravación hasta destruir su esencia más allá de toda posible recuperación y disfrutando de cada instante del proceso como solo un hijo de Set sabe hacerlo.

1 comentarios:

Señor Serviorco dijo...

Vaya curre de personajes y vaya lo que molan sus trasfondos enlazados con la historia.
Qué recuerdos trae Vampiro, disfrutadlo con alma de adolescentes...
Un saludo

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