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21 ago 2013

La abominable historia del clan Perfringens | Parte II


"Con un sonido húmedo la carne abotargada de la enorme criatura explotó llenando la gruta de restos sanguinolentos teñidos de un azul fosforescente. Esto no era ningún contratiempo, todos conocían los riesgos de los métodos de crecimiento y había muchos más skavens de donde había salido ese.

La actividad en la madriguera del clan Perfringens era febril. Hacía tiempo que el clan había confiado en Thelonious Mycoides para que los guiara por los designios de la Gran Cornuda, y siguiendo sus consejos habían firmado aquel contrato con el clan Moulder que parecía tan abusivo. Sin embargo hasta ahora no habían comprendido el motivo de sus designios. Nada más volver de su largo viaje, el vidente había puesto en marcha un ambicioso plan a pesar de las reticencias iniciales de Bobtirk, el líder del clan. Según las órdenes de Thelonious todas las criaturas compradas al clan Moulder fueron llevadas a sus mazmorras personales donde el vidente se encerró con ellas y algunos esclavos durante meses. Los guturales sonidos que llegaban al resto de la madriguera resultaban horripilantes incluso para los desalmados hombres rata, y no fueron pocas las explosiones que se pudieron escuchar, pero un día las puertas de acceso se volvieron a abrir y un triunfante vidente anunció que había tenido éxito, prometiendo llevar al clan hasta el mismísimo consejo de los trece.


El secreto de Thelonious era el poderoso cristal que había encontrado en las profundidades. Conocedor de su poder gracias a un viejo códice, hurtado de la biblioteca del colegio Amatista en Altdorf por un agente del clan Eshin, el vidente sabía que el cristal había formado parte del sarcófago de un antiquísimo hechicero cuyo nombre se había perdido en la inmensidad del tiempo. Al parecer se trataba de algún tipo de fuente de energía vital que mantendría el poder del enterrado más allá de la muerte. Aunque el propio creador lo había empleado con otro fin.

Según algunos textos citados en el códice, este poderoso ser había gobernado un inmenso imperio gracias a unos ejércitos sin parangón, formados por poderosos guerreros de inmenso poder que el hechicero creaba a partir de humanos tratados con los efectos del cristal. Esto parecía confirmado por los experimentos de los muchos poseedores del artilugio a lo largo del tiempo, aunque ninguno había conseguido replicar sus efectos en todo su esplendor. Sin embargo el vidente contaba con una ventaja frente a ellos: contaba con una cantidad inacabable de conejillos de indias, los skavens.

Tras provocar la muerte horrible de cientos de sus congéneres y horribles mutaciones a muchos otros, sus métodos tuvieron éxito. Valiéndose de algunos artilugios comprados al clan Skryre, consiguió canalizar el poder del cristal hacia una enorme máquina arcana en forma de arco que proyectaba una película de energía azulada por la que hacía pasar a los desdichados esclavos. La mayoría de estos simplemente se vaporizaron pero, después de algunos ajustes, comenzaron a sobrevivir durante algunos instantes convertidos en criaturas mutadas de irreconocible forma. Entonces al vidente se le ocurrió probar con las criaturas del clan Moluder y pudo ver que estas, expuestas previamente a los efectos de la piedra bruja, resultaban mucho más resistentes a los efectos del cristal, y solo desarrollaban nuevas cabezas y miembros que explotaban tras unas horas de dolor insoportable. Sin duda estaba logrando progresos.

Thelonious decidió tratar de combinar la energía del cristal con piedra bruja para potenciarla, así quizá podría crear criaturas con más rapidez y aumentar los efectos mutágenos para desarrollar nuevos seres. Conocedor de algunos de los secretos mejor guardados del clan Moulder escogió algunas ratas especialmente grandes y resistentes y les aplicó su nueva fuente de energía. La mayoría murieron al instante y el resto poco después, excepto una de ellas. Esta afortunada criatura se transformó en un instante, ante los ojos de Thelonious, en una de las mayores ratas gigantes que este hubiese visto. Pronto comenzó a devorar a sus congéneres más pequeños sin compasión, despedazándolos con sus enormes y desproporcionados colmillos. En ese momento el vidente decidió convertirla en su mascota.

Pronto refinó sus métodos y comenzó a producir ingentes cantidades de ratas gigantes que de otro modo hubiese resultado carísimas para el clan. Y no solo ratas gigantes salieron de su laboratorio, pues poco a poco consiguió potenciar a sus congéneres que adquirieron formas enormes, con músculos de acero y garras como cuchillas, perdiendo su escaso juicio en el proceso. Entusiasmado por sus progresos Thelonious decidió aplicar su invento sobre la inmensa fosa común que ocupaba la parte más profunda de sus mazmorras. Allí cientos de cuerpos de las víctimas de sus experimentos formaban una masa inmensa e irreconocible de carne mutada que pronto empezó a reaccionar bajo los efectos del cristal. Su contenido comenzó a fundirse y a retorcerse, y entre los restos surgieron unas deformes criaturas de enorme tamaño que devoraron rápidamente a las más débiles de entre ellas. El clan podría ahora contar con innumerables criaturas que lucharan bajo su estandarte, muchas más de las que el clan Moulder podría soñar en crear en tan poco tiempo, y sin tener que pagar a nadie.

Cuando Thelonious emergió de su laboratorio sus esbirros le acompañaban, afanados en controlar una extraña criatura solo contenida por las decenas de sogas atadas a su cuerpo. Sobre ella se podía ver lo que parecía una silla de montar y el estandarte del clan hondeaba en su lomo. Bobtirk se acercó y el vidente le entregó su regalo, una montura que le levaría hasta el mismísimo consejo de los trece."

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