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22 mar 2013

Granito y Obsidiana | Una sombra en el bosque de Fadawald

Poca ha sido la oposición que han encontrado al atravesar el paso y el contingente de Noctumbus se acerca ya al bosque de Fadawald. Hostigado por criaturas que salen del bosque su avance se hace cada vez mas lento y tedioso, hasta que Karel se encuentra frente afrente con el enemigo.

Una enorme tribu de hombres bestia les cierra el paso dispuestos a acabar con aquellos que penetran en su territorio. Sin embargo el previsor aliado de Noctumbus han enviado una fuerza a flanquear las posibles amenazas y pronto llegarán al campo de batalla.


El jefe Gorag del Clan Manto de Cuervo había escuchado las historias del terrible poder del nigromante y por eso había buscado refuerzos frente a sus artes arcanas. Mando buscar al Gran Chaman de los Riscos del Norte, Chotuk el Torcido.

Las bramantes hordas bestiales flanqueadas por el gigante y los minotauros


Este atendió la petición de ayuda y acudió a la batalla acompañado por un enorme monstruo ciclopeo. Muchos de los jóvenes ungors no pudieron evitar temblar ante la visión del terrible Zigor. Solo los mercenarios minotauros y el atolondrado gigante de montaña que había bajado a la batalla buscando algo de diversión ignorarón al titán. Gorag bramó satisfecho, su poderoso ejercito de guerreros aplastaría a las fuerzas de Noctumbus como madera seca.

Pero Karel tenía otros planes, había preparado una celada que podía proporcionarle una brillante victoria. Ha decidido ofrecer un cebo apetitoso a los cornudos con una gran cantidad de tropas prescindibles: zombies, esqueletos y un reducido grupo de tumularios de Tajo. Plantados hombro contra hombro confia en que aguanten hasta que su caballería de elite y los espectros cargen por el flanco del enemigo aniquilándolo.

Carne de cañón comandada por el descontento brujo halfing: Huffo


Los hombres bestia se posicionan satisfechos en torno al totem de su clan y notan como las fuerzas ancestrales de las piedras talladas alimentan su furia. Sus bramidos inundan todo el valle. Solo un ejercito sin alma como el de los no muertos puede mantener la línea sin pestañear, ni respirar, ante ese sonido.

Un terreno plagado de bosques y en el centro el totem del clan

Las cabras hunden sus pezuñas en el húmedo suelo y fuerzan la marcha hacia el enemigo. El gigante a un lado y los minotauros al otro comandan el avance buscan cerrar un pinza mortal sobre los no muertos. El monstruoso zigor arranca uno de los menhires del circulo de piedras para lanzarlo contra la unidad tumularia esparciendo viejos huesos y armaduras por el campo de batalla.

Las bestias avanzan mientras los putridos mantienen la línea

Huffo, siguiendo las instrucciones del vampiro lanza a los no muertos para cerrar los flancos mientras el centro se mantiene firme. Los zombies y esqueletos entretienen el gigante para desespero del caudillo hombre bestia. Una carga combinada de necrófagos y esqueletos emboscan a los minotauros aniquilándolos antes de que puedan hacer verdadero daño.


El centro de las fuerzas bestiales se quedan atascados y no logran hacer un ataque conjunto que posiblemente hubiese barrido la linea no muerta. Los bestigor que si logran llegar al combate así lo demuestran casí aniquilando en una sola carga ala unidad de zombies encargados de distraerla.

El centro de las fuerzas bestiales se queda atascado
El avance de los sátiros caprinos coge fuerza y una tras otra las unidades no muertas van cayendo bajo sus pezuñas. Solo aguantan ya los tumularios y los necrófagos que en estado frenético, se han desviado del centro del combate. Para colmo de males Huffo, el nigromante halfing decide que esto ya es demasiado y se escabulle entre los restos de sus tropas no muertas. Cuando todo parece perdido el cuerno de los Botila suena desde el este.

Las reservas llegan justo a tiempo
El devenir de la batalla parece cambiar totalmente. Los bestiales se ven flanqueadas por las fuerzas de elite de Karel que carga a toda velocidad lanza en ristre, escoltado por los espectros de Ugarit y el innominable Valgurf. Los necrófagos ante la perspectiva de nuevas víctimas recuperan la compostura y se unen a la carga.

Karel comanda la carga dispuesto a aniquilar a los desprevenidos enemigos

Los atacantes galopan en perfecta formación con fuerza atronadora Karel cabalga orgulloso a la batalla. El vampiro fija su mirada en el monstruo cazamagos. El zigor expande su aura de terror intentando amilanar al vampiro. Desafiante Karel le mira a los ojos y comienza a murmurar las palabras del hechizo que dará aun mayor vigor a sus tropas.

Las fuerzas mágicas se arremolinan en torno a él cada vez con más fuerza con un refulgente rojo brillante que lo inunda todo. Pero pronto Karel se da cuenta de que algo va mal cuando un vórtice que no formaba parte de su hechizo se abre bajo los pies de su montura.

Unas garras escarlata surgen del vórtice arrastrando tropas amigas y enemigas. Los caballeros de Karel son los primeros en caer, luego decenas de hombres bestias también lo hacen. Un último tentáculo ardiente agarra por el cuello al vampiro para arrastrarle a quien sabe que arcana dimensión.

Tras disiparse el tornado de energía mágica todo está perdido para los no muertos

Con la desaparición del vampiro las fuerzas no muertas comienzan a caer como piezas de domino y los hombres bestias no tienen más que hacer una gran hoguera con los huesos resecos en honor a sus dios cornudo.

Aunque un recuperado Noctumbus logrará rescatar al joven vampiro del limbo, el pasó esta cerrado para las tropas del nigromante. Esto significa que no hay vuelta atrás, al nigromante solo le queda alcanzar sus objetivos o abrazar la muerte que tantos siglos lleva evitando.

1 comentarios:

lcd dijo...

Gane quien gane la campaña, va a tener que limpiar los bosques de la región. Mis hombres bestia os estarán esperando!!
Gloria al caos!!

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